martes, 9 de marzo de 2010

LAS MUERTES NO TIENEN COLOR

Según los postulados Iusnaturalistas, el Estado no podrá obligar al cumplimiento de leyes injustas ni siquiera a quienes se oponen a ellas violentamente. Ello justifica de cierta manera lo que ha venido en llamarse revolución, o sea la legitimidad de ejercer la violencia con tal de solucionar la injusticia social y esta idea ha sido apoyada por la intelectualidad occidental durante la mayor parte del siglo pasado, y aún tiene sus seguidores.

Así pues, las barbaridades del líder comunista Stalin que según diferentes historiadores asesinó entre 14 y 60 millones de personas, fueron ampliamente justificadas en base al objetivo final de justicia social, mientras que el número mucho menor de victimas del líder nazi Hitler, por carecer de tal justificación fueron y son universalmente condenadas.

Igual ocurre en España, donde con casi idénticas actuaciones de ambos bandos de la guerra civil, nos encontramos con que al día de hoy, todavía hay quienes hacen la vista gorda a la violencia de un bando mientras condenan la del otro. El escritor Pérez Reverte, en recientes declaraciones a un periódico, da plenamente en el clavo cuando traduce a Román paladino lo auténticamente cierto: "Aquí todos hemos sido igual de hijos de puta".

El propio juez Garzón ante una querella presentada ante la Audiencia Nacional contra Santiago Carrillo, el PCE, el PSOE, la Comunidad de Madrid y el Estado español por delitos de genocidio, torturas y terrorismo por la Asociación de Familiares y Amigos de Víctimas del Genocidio de Paracuellos del Jarama, la rechazó y apreció mala fe procesal, en base a que “los preceptos jurídicos alegados son inaplicables en el tiempo y en el espacio, en el fondo y en la forma a los [hechos] que se relatan en el escrito y su cita quebranta absolutamente las normas más de retroactividad y tipicidad”., para, unos años después, iniciar una investigación sobre posibles delitos del general Franco en similares circunstancias, sin apreciar quebrantamiento alguno de normas igualmente "elementales de retroactividad y tipicidad"y consiguiendo incluso el apoyo de diversos medios de comunicación e incluso el reciente del Presidente del Gobierno.

Todo esto viene al cuento por las serie de manifestaciones del actor Guillermo Toledo, que viene a justificar las barbaridades del castrismo en Cuba en base a la calidad de la enseñanza y la sanidad de aquel país, y por todos aquellos que todavía admiran al “Che” Guevara, ejecutor de miles de cubanos disidentes, o por los que levantan el puño como símbolo de algo bueno, cuando lo que verdaderamente simboliza es la muerte en masa de quienes pensaban de forma distinta.

Y es que la muerte no tiene color, ni rojo, ni azul, porque la vida es la base de todos los derechos y el justificar la muerte por cualquier idea es tanto como negar todos los derechos subjetivos que se han conseguido en los últimos siglos, precisamente a base de eso: vidas. ¿Hay algo más igualitario que la muerte?
Esto si que….

NO ES BROMA

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