lunes, 30 de diciembre de 2013




Un mal socio

En algún que otro capitulo de los Soprano, la serie del mafioso héroe, Tony se constituía, en virtud de alguna supuesta deuda, en socio de alguna que otra empresa y aquella sociedad implicaba que la mafia participaba en beneficios cuando los había, lo cual es lo normal, pero seguían percibiéndolos cuando no los había, y cuando se llegaba al límite, cuando ya no quedaba dinero, se extorsionaba a los dueños o a sus familiares con violencia de por medio. Todo ello parecía gracioso, porque Toni, el jefe de la familia mafiosa era nuestro héroe y especialmente porque además de estar muy lejos,  en New Jersey, todos sabíamos que se trataba de una serie televisiva, una ficción.

No hay tal ficción sin embargo en lo que sucede en España, en la que un Estado mafioso gestionado por mafias que en lugar de llamarse familias se llaman partidos, hacen lo mismo que la familia de Tony Soprano, se constituyen en socios de las empresas, de las que se llevan porcentages exorbitantes cuando hay beneficios, impidiendo nuevas inversiones, y continúan llevándoselos cuando no los hay, y cuando se llega a provocar la ruina, se insiste en seguir cobrando incluso después del cierre aplicando las leyes que ellos mismos han fabricado por su cuenta y en representación de sus familias mafiosas o partidos, que para el caso es lo mismo.

Luego vienen y nos dicen que lo hacen por el bien general, por las pensiones, por la educación, por la sanidad, cuando en realidad este es el señuelo, porque lo que ellos quieren es mantener su tren de vida, con todos sus amigos, clientes y adláteres colocados con buenos sueldos, y si puede ser con coche oficial.

Si por el interés general
fuera, ello sería lo último en tocar, pero sucede que el bien general es el que se lleva los primeros cortes,los segundos y siguientes también, todo menos tocarle la silla a presidentes de diputación, o de sociedades municipales, o cualquier recorte que implique la caída de cargos políticos improductivos.

España se ha convertido en uno de los países donde nadie quiere invertir, en cuanto se abre una empresa, ya están ahí cobrando los impuestos antes de que se genere un duro, la seguridad social, el IVA, el impuesto sobre la energía, las tasas de basuras sin basura, el IBI, y no sigo porque la lista es interminable. Verán que no cito el impuesto de sociedades porque éste es progresivo y solo se paga según beneficios.

Pues bien, cuando no se pueden pagar estos impuestos, porque la empresa ha colapsado en gran parte debido a los mismos, el Estado se apresura en sacar la Ley para rematar a la empresa agonizante, sin que le importe el futuro de los trabajadores ni el de los gestores, es mas, se aplica la Ley,que ellos mismos hicieron, interpretándola a su conveniencia, habida cuenta de que quien está en la ruina no puede permitirse el meterse en recursos contencioso administrativos ni en nada que cueste dinero, mas aún ahora, con las tasas judiciales del Sr. Gallardón. Todo eso es pan para hoy y hambre para mañana, pero no les importa, ellos solo piensan en los suyos, la cosa nostra como se dice en italiano.


¿Quieren salvar a España?, ¿quieren salir de la crisis?: quiten a ese socio parásito de la espalda de las empresas y verán, ¡que se vayan a Palermo!.

O a New Jersey, pobre Tony Soprano.


No es broma
Aunque lo parezca

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