lunes, 20 de marzo de 2017

Estafar al Pueblo


Dice el Artículo 248 del Código Penal:



1. Cometen estafa los que, con ánimo de lucro, utilizaren engaño bastante para producir error en otro, induciéndolo a realizar un acto de disposición en perjuicio propio o ajeno.

Pues bien, si consideramos como lucro la consecución de un beneficio para uno mismo, cabe considerar que el incumplimiento de las promesas electorales a sabiendas de que no se van a cumplir, son un engaño, y que quien por este método  consigue un voto, está cometiendo un delito de estafa.

Claro que en realidad, esto no es así, porque en derecho penal rige el principio de taxatividad, está prohibida la analogía, y los delitos deben ser descritos con exactitud. Pero por otra parte resulta incongruente que si uno consigue 500€ mediante engaño puede ser condenado de seis meses a tres años de prisión, que quien consigue el Poder mediante engaño, no pueda ser condenado a nada.

Si tuviésemos que ser congruentes con nuestros valores democráticos, o incluso con nuestro ordenamiento jurídico, hace ya tiempo que deberíamos haber creado el delito de estafa electoral, y no me refiero al fraude electoral consistente en amañar los resultados de las elecciones; el pucherazo, - que ya están penados con prisión en la LOREG- sino en conseguir el voto mediante engaño; engañar a la gente mediante promesas electorales que se sabe no se van a poder cumplir.

Se puede justificar el incumplimiento de una promesa electoral, en base a que no se ha podido cumplir creyendo que si se podía, pero no así cuando se sabe de antemano que no se va a poder cumplir. Engaño, que cada vez se produce con mas frecuencia y que va a mas desde que llegó el populismo.

El problema está en demostrar que las promesas se hacían con mala fe, pero aún así, algunos casos son tan obvios que serían fáciles de probar y constituyen una clara estafa puesto que se consigue el voto mediante un verdadero engaño. Esto no debiera quedar impune.

Lo ideal sería, que el cuerpo electoral tuviese la cultura suficiente para no dejarse engañar por los charlatanes políticos, pero hemos llegado a un punto, en que si bien ya no existe el analfabetismo, el nivel cultural, incluso con título universitario, es tan bajo, que mucha gente cree en panaceas que deberían ser descartadas por haberse demostrado su fracaso en épocas anteriores.

Parece incluso, que algunas leyes como la LOGSE, se hayan hecho para que aun habiendo educación para todos, no conviniese que el nivel cultural fuese demasiado alto para así poder embaucar a un sector del pueblo y sacarles el voto que necesitan para situarse en el Poder o en una parcela del mismo.

Aún así, y en previsión de que las cosas pudiesen cambiar, algunos partidos piden ya el voto a los 16 años por creer, con razón, que los adolescentes serían más fáciles de engañar.

En resumen, que muy mal va a funcionar la democracia, si esta sirve para que unos políticos sin vergüenza se aprovechen de la necesidad de algunos sectores para prometerles lo que no se puede cumplir sin dañar el interés general. Todo sea por alcanzar el Poder.

No hay democracia sin cultura ni cuando se permite que, impunemente, se engañe al pueblo.

Y esto,

No es broma

1 comentario:

José Ignacio dijo...

El problema es que la cosa no debe de ir por estafa, sino por incumplimiento contractual: pues el voto es eso (como dice el "contrato social" famoso...).

Estafa tampoco sería pues no hay engaño, ya sabemos lo que hay: y a pesar de eso seguimos votándoles...

En fin.

Así nos va,